A nuestros negociadores recién llegados, prepararse para una gran estela de atención (o al menos un ruido fuerte y
no muy amable) en finanzas, donde los países más vulnerables al cambio climático con razón se pregunten: ¿qué pasará cuando termine el Fondo de Arranque Rápido, a fin de este año?
¿Y qué pasará ahora que sabemos que el Fondo de Arranque Rápido (fondos comprometidos entre 2010 y 2012) era sobre todo un falso arranque? Sí, ECO hizo las cuentas y estima que sólo el 33% de la FSF era dinero «nuevo» (es decir, adicional a los ya existentes, promesas pre-Copenhague), y alrededor de un 24% adicional a las promesas de ayuda existentes. Sólo una quinta parte de la financiación se destinó a la adaptación, y menos de la mitad estaba disponible en forma de subvenciones. Al parecer, los países desarrollados tienen que volver a aprender algunos conceptos básicos sobre el financiamiento climático. ¿Qué parte del «nuevo y adicional, predecible y adecuado en relación con las necesidades rápidamente en espiral … con una distribución equilibrada entre mitigación y adaptación» no llegan a comprender?
Y para aquellos que necesitan una ilustración de «las crecientes necesidades», por favor, cuenten el número sin precedentes de desastres relacionados con el clima en 2012, que – junto con la subida del nivel del mar, y los efectos graduales pero mortales en la agricultura y los sistemas de agua dulce, significan que la cuenta por la contaminación de carbono sólo sigue subiendo y subiendo. Si hemos de hacer frente a las consecuencias de la inacción actual, la cifra anual de cien mil millones prometida antes de Copenhague se ve ahora inverosímilmente pequeña.
Aquí en Doha, estamos frente a un «precipicio financiero» con el término del Fast Start Finance, justo en el momento en que necesitamos el aumento gradual. A ECO le preocupa que muchos países desarrollados hayan llegado a Doha sin la voluntad de comprometer recursos nuevos.
Para los países vulnerables es una perspectiva desalentadora, y reducirá enormemente su confianza de que estos países tengan la intención de hacer valer su promesa de $100 mil millones al año para el 2020. Al dar marcha atrás respecto al dinero prometido, los países desarrollados le están disparando en el pie al acuerdo mundial del 2015.
Por suerte, ECO le está dando a los países dos semanas más para hacer sus tareas respecto a cómo:
Ampliar – ECO no reconocerá a Doha como un éxito sin garantías de que el financiamiento climático va a SUBIR y no a bajar, y especialmente, que no caerá en un precipicio en el 2013. Para 2013-2015, los países desarrollados deberían por lo menos duplicar la cantidad entregada en virtud del Fondo de Arranque Rápido, y canalizar de $10 a 15 mil millones de dólares hacia el Fondo Verde para el Clima.
Avanzar sobre las fuentes – Para dormir tranquilo, ECO necesita ver una ampliación del financiamiento climático para cumplir con el compromiso de $100 mil millones al año por parte de los países desarrollados. ECO apoya la recomendación para que el Programa de Trabajo de Largo Plazo de Finanzas establezca un grupo de expertos de alto nivel a través de las secretarías de la OACI, la OMI y la CMNUCC, para examinar las opciones de recaudación de fondos a partir de un mecanismo justo de fijación de precios de carbono. ECO dará las mejores notas a los estados miembros de la UE que asignen al menos una cuarta parte del próximo Impuesto a las Transacciones Financieras al Fondo Verde para el Clima.
Fortalecer MRV – “Finanzas False Start” ha enseñado a ECO los trucos de cómo contar las ayudas existentes como nuevas y adicionales. ECO está ahora a la espera de aprender a hacer las cosas de la manera correcta. Las Partes ahora deben ponerse de acuerdo sobre los formatos de informes del MRV sobre la financiación para el clima que ayuden a evaluar si las promesas son fondos «nuevos y adicionales», y garantizar la “asignación equilibrada entre la adaptación y mitigación». Ya es hora de que los reportes sean transparentes, verificables y aclaren lo que es financiamiento climático «real» y «legítimo».
Por último, ECO tiene la intención de ser una molestia constante e implacable, al insistir en un espacio político de alto nivel para las negociaciones sobre la financiación, siempre que el GTE-CLP llega a su fin después de COP18. En cualquier contexto que continúen las negociaciones, las finanzas NO DEBERÁN ser relegadas a la categoría de una cuestión «técnica». No tiene nada de técnico estar en el extremo receptor de un desastre climático. Están en juego vidas y medios de vida, y esperamos que este tema sea tratado con la seriedad política que merece.