Hace algún tiempo, ECO se alegró de ver la frase «las tecnologías ecológicamente racionales» sustituido por «tecnologías de económicamente, social y ambientalmente sanas» en el contexto de la transferencia de tecnología. La idea era que el examen de las consecuencias económicas y sociales se ofrecieran dos factores adicionales cruciales que los planificadores pudieran utilizar para predecir la probabilidad de éxito en la asimilación de tecnología en un entorno local.
Parecía que lo que vendría después sería un proceso que implicara diversas partes interesadas para aclarar el significado de estos tres términos en diversos entornos y circunstancias locales – evaluando a los tres – y brindara una oportunidad de aceptación real por parte de los usuarios previstos.
En la categoría económica, los usuarios podrían querer la garantía de un modelo sostenible y de largo plazo para la adopción y adaptación de tecnologías, y la garantía de que la introducción de nuevas tecnologías no resultare en desplazamientos económicos masivos.
Asimismo, en la categoría social, los planificadores pueden querer comprender los impactos del cambio inducido por la tecnología en las costumbres sociales y culturales sobre la salud, la participación de las mujeres en la fuerza de trabajo, y la participación de los sectores más vulnerables de la comunidad. En la categoría ambiental, puede ser que deseen considerar el riesgo que una tecnología adoptada pudiera causar daño involuntario en los servicios de críticos y complejos ecosistemas y a la biodiversidad.
Durante la lectura de la sección H sobre Transferencia de Tecnología en el proyecto de texto, ECO se dio cuenta que no había indicio alguno de un texto sobre cómo estas categorías pudieran realmente mejorar la planificación o la aceptación de la tecnología en el contexto local, y se preguntó ¿por qué? ¿Lo de «económicamente, socialmente y ecológicamente racionales» adoptaron fue adoptado como un simple ejercicio literario? ¿O tendrá esta frase un significado real para los locales en el extremo receptor de la transferencia de tecnología? ECO se alegró muchísimo de ver que otros también estaban preocupados, tal como se demostró cuando Pakistán planteó esta cuestión en la sesión del ADP de ayer.
ECO tiene una sugerencia acerca de cómo podría funcionar un proceso de revisión tecnológica. Creemos que las tecnologías climáticas transferidas deben ser revisadas en sus potenciales impactos económicos, sociales y ambientales. Sin embargo, este proceso de revisión tecnológica no debe ser una carga para las Partes. Sin dejar de reconocer la soberanía de las Partes para examinar una determinada tecnología de manera que responda a sus necesidades específicas, sugerimos que el Comité Ejecutivo de Tecnología (TEC) asuma la responsabilidad de «otear el horizonte» para recomendar categorías tecnológicas que podrían tener, en particular, necesidad de revisión.
Además, sugerimos que la TEC mantenga una base de datos con la información que las Partes puedan considerar al tomar sus decisiones, lo cual reducirá su carga.
Por último, el Centro y la Red de Tecnología del Clima deben proporcionar la creación de capacidades y la financiación integral a fin que los países en desarrollo puedan revisar las tecnologías identificadas como «de alto riesgo», usando expertos de su elección. Por otro lado, la visión que tiene ECO es que la financiación pública no debería estar disponible para el desarrollo, la transferencia y el despliegue de tecnologías identificadas como de «alto riesgo» en los casos en que los países decidan no realizar una revisión.