Con un calentamiento de 1,2 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales, el cambio climático ya está causando estragos en países de todo el mundo. El Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, declaró que el último informe del IPCC sobre el clima es un «Código Rojo para la Humanidad», destacando las capacidades de respuesta ya sobrecargadas y limitadas.
Las pérdidas y los daños -los impactos del cambio climático que no se han evitado o minimizado mediante actividades de adaptación y mitigación- son ya una realidad vivida por personas de todo el mundo. Las pérdidas y los daños violan derechos humanos y desplazaron a más de 30 millones de personas sólo en 2020. Los países y comunidades pobres y vulnerables son los menos responsables del cambio climático, pero ya se enfrentan a la mayoría de sus impactos negativos. Se calcula que el coste económico de las pérdidas y los daños de aquí a 2030 será de entre 290.000 y 580.000 millones de dólares anuales sólo en los países en desarrollo. Por lo tanto, es esencial aumentar la financiación nueva y adicional a un nivel acorde con las necesidades para que los países y las comunidades vulnerables se recuperen de los impactos climáticos a los que ya se enfrentan y reconstruyan sus medios de vida y sus economías. Mientras que la financiación para evitar y minimizar las pérdidas y los daños se ha movilizado en forma de financiación para la mitigación y la adaptación, la financiación para hacer frente a las pérdidas y los daños sigue siendo insuficiente, aparte de la ayuda humanitaria. Junto con más de 300 organizaciones de la sociedad civil, CAN exige a la COP26 que cumpla urgentemente con la financiación de las pérdidas y los daños adoptando las siguientes medidas: 1. Decidir en la COP26 proporcionar una financiación por pérdidas y daños suficiente y basada en las necesidades, adicional a los 100.000 millones de dólares anuales comprometidos para la mitigación y la adaptación, y sobre la base de la equidad, la responsabilidad histórica y la solidaridad mundial, aplicando el principio de quien contamina paga. La financiación por pérdidas y daños también debería incluirse en el objetivo de financiación climática posterior a 2025. 2. Establecer un proceso para identificar la escala de financiación necesaria para hacer frente a las Pérdidas y Daños, así como los mecanismos adecuados para entregar la financiación a los países en desarrollo. El resultado debe presentarse en la COP27 para poder empezar a financiar las pérdidas y los daños. 3. Apoyar a los países en desarrollo en la habilitación de sistemas a nivel nacional para distribuir la financiación por pérdidas y daños. Esto es necesario para garantizar la apropiación por parte del país, la respuesta a las cuestiones de género y la autodeterminación sobre el uso de la financiación, de modo que llegue a las poblaciones más vulnerables y necesitadas. La plena operatividad de la Red de Santiago para Pérdidas y Daños podría facilitar este proceso. Estas demandas se enviaron al presidente de la COP26, Alok Sharma, y a los líderes mundiales en una carta abierta, en la que se exigía que la COP26 se comprometiera urgentemente a aportar financiación sobre pérdidas y daños. Traducción: Jean Baptiste Boudot / Centro Humboldt, Nicaragua.