Es mi fiesta y lloraré si quiero

Hoy es el 75 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. ECO hizo todo lo posible por organizar una fiesta sorpresa en la COP28 e invitó a varios invitados importantes, pero nadie se presentó. Qué pena que, por circunstancias muy previsibles, el Derecho a la Libertad de Expresión no pudiera estar presente, y el Derecho de Reunión Pacífica apenas pudiera entrar cojeando. Como es habitual, el Derecho al Remedio no confirmó su asistencia y el Derecho a la Vida lo canceló. El nuevo chico del barrio, el Derecho a un Medio Ambiente Limpio, Sano y Sostenible, dijo que los niveles de partículas finas eran demasiado altos para llegar a la fiesta.

Pero no te preocupes. ECO encontró algunos invitados extra a los que invitar en el último minuto. El Acuerdo de París apareció y trajo algunos amigos: la Evaluación Global, el Programa de Trabajo de Transición Justa y el Objetivo Global de Adaptación. Aún no conocen bien la Declaración, pero nada como unas copas gratis para iniciar una relación duradera. Los derechos humanos deben ser el núcleo operativo de los resultados de la COP28 para todos nuestros nuevos invitados: los hará más eficaces -como ha confirmado el IPCC- y acordes con las obligaciones internacionales de las Partes.

Aunque ECO se alegró de llenar la sala con tan poca antelación, la clamorosa ausencia de los invitados iniciales indica que no tenemos mucho que celebrar. Mientras conmemoramos este importante hito, se están produciendo atrocidades y crímenes internacionales a sólo 2.500 km de la COP28, se priva injustamente de libertad a presos políticos mucho más cerca y se silencian voces incluso en la Zona Azul.

No olvidemos que lo que nos reúne aquí es una crisis de derechos humanos. El cambio climático amenaza el derecho a la vida, la salud, el agua, la alimentación y la vivienda de miles de millones de personas, por nombrar sólo algunos. ¿La máxima injusticia? Los que menos han contribuido a la crisis son los que más sufren.

ECO exige un alto el fuego inmediato, la liberación de todos los presos políticos y justicia climática. No hay justicia climática sin derechos humanos, ni derechos humanos sin justicia climática. Ojalá podamos celebrar el centenario de la DUDH como es debido.