Para la aplicación del Acuerdo de París, la confianza mutua es un ingrediente clave. Esto también es cierto en lo que respecta a los compromisos asumidos por los países desarrollados para proporcionar financiación climática a los países en desarrollo.
ECO recuerda bien aquel momento del año pasado en el que los países desarrollados reconocieron finalmente que no habían cumplido su promesa de aumentar la financiación para el clima hasta 100.000 millones de dólares al año para 2020. Una serie de nuevas promesas iba a salvar el día en la COP26, aunque los países desarrollados estimaron que, con esas nuevas promesas, alcanzarían el nivel de 100.000 millones de dólares con tres años de retraso, en 2023.
¿O no? Entre las promesas estaba la de Alemania, de aumentar las asignaciones presupuestarias para la financiación del clima hasta los 6.000 millones de euros anuales en 2025 como máximo. Sin embargo, las negociaciones del presupuesto federal para 2022, que acaban de concluir, no prevén prácticamente ningún aumento con respecto a los niveles previstos para 2021, de algo más de 4.000 millones de euros, y los borradores internos para el presupuesto de 2023, por ahora, llevarían incluso a una ligera disminución. Así que, en lugar de aumentar gradualmente la financiación climática hacia el nivel prometido para 2025, Alemania, por ahora, contempla el estancamiento de los niveles de financiación climática.
Sin duda, ECO no se centraría en Alemania, uno de los mayores proveedores de financiación para el clima, si no fuera porque la SB56 que se está celebrando en Alemania y, lo que es más importante, por el hecho de que Alemania ostenta este año la presidencia del G7, lo que somete al país a un escrutinio especial. Sin embargo, por ahora, en lo que respecta a la financiación del clima, el gobierno no está contribuyendo precisamente a mantener la base de confianza cuidadosamente elaborada entre los países en desarrollo y los desarrollados.
ECO aconsejaría a Alemania que se asegure que el presupuesto de 2023 contemple un aumento considerable de la financiación del clima, en particular de la financiación de la adaptación, por valor de cientos de millones de euros con respecto a los niveles actuales. Y, en un segundo paso, incluso aumentar la propia promesa de seis mil millones, anunciando, quizás en el Diálogo sobre el Clima de Petersberg, un nuevo objetivo de al menos 8 mil millones de euros al año para 2025 como objetivo mucho más adecuado para un país rico como Alemania.
Desgraciadamente, para los que esperan que esta copa pase de largo: ECO es muy consciente de que otros países desarrollados no necesariamente tendrán un mejor desempeño. Las «promesas» de financiación climática de varios países el año pasado (por ejemplo, Australia, Francia y Japón) ni siquiera supusieron un aumento respecto a los niveles anteriores. ECO también está alarmado por lo que parece (no) estar en la tubería para la financiación del clima por parte de los EE.UU. – ten por seguro que ECO se ocupará de estos países en otra ocasión.