Con motivo de la celebración de los 50 años de la primera conferencia de la ONU sobre el medio ambiente, Kenia y Suecia, con el apoyo del PNUMA, copatrocinaron la semana pasada Estocolmo+50, una conferencia de la ONU sobre cómo acelerar la agenda 2030 y los ODS.
Las recomendaciones clave de Estocolmo+50 deberían guiar a los negociadores en Bonn. En particular, la recomendación 3, que reza «Adoptar un cambio en todo el sistema de funcionamiento de nuestro sistema económico actual para contribuir a un planeta sano… eliminar gradualmente los combustibles fósiles… y reconocer la necesidad de apoyo financiero y técnico hacia una transición justa».
Se trata de un importante paso adelante en los resultados de la COP26, al reconocer todos los combustibles fósiles y la necesidad de eliminar y no sólo reducir progresivamente la principal causa de la crisis climática. Las partes de la CMNUCC deben redoblar sus esfuerzos y asegurarse que la necesidad de eliminar los combustibles fósiles y de poner en marcha una acción de transición justa se incluya en los textos de decisión, incorporando las conclusiones de Estocolmo+50 al proceso de la CMNUCC.
Además, las recomendaciones incluyen la necesidad de reconocer y aplicar el derecho a un medio ambiente limpio, sano y sostenible, lo que pone de manifiesto la importancia del pensamiento basado en los derechos.
Los colegas de Estocolmo eran muy conscientes de la brecha de implementación. Tenían claro que debemos «reforzar la implementación nacional de los compromisos existentes para un planeta sano… incluso mediante… el aumento del apoyo a la capacidad y el desarrollo, el acceso a las tecnologías ecológicamente racionales y su financiación».
Los gobiernos en Estocolmo enviaron un mensaje claro: «Alinear los flujos financieros públicos y privados con… los compromisos medioambientales, climáticos y de desarrollo sostenible… reorientar las subvenciones perjudiciales para el medio ambiente… apoyar la diversificación económica… honrando el compromiso de movilizar 100.000 millones de dólares anuales para la financiación del clima para los países en desarrollo». ECO señala que estos 100.000 millones de dólares eran el objetivo hasta 2020 y son un piso, no un reflejo serio de lo que se necesita.
Las recomendaciones piden que todos reforcemos y revitalicemos el sistema multilateral, incluyendo el reconocimiento de la responsabilidad intergeneracional como piedra angular de la elaboración de políticas sólidas, lo que es una forma elegante de decir «escuchar a los jóvenes».
Los jóvenes, dentro y fuera de la CAN, están siendo muy claros. Nosotros, y ellos, pedimos un tratado sobre los combustibles fósiles. Las recomendaciones de Estocolmo+50 apoyan este llamamiento. Los gobiernos podrían empezar a responder a ella hoy mismo. No hay nada más urgente.